El proceso con el diseño de vestuario “Gana la más Chancha”

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El proceso con el diseño de vestuario “Gana la más Chancha”

 

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Normalmente cuando realizo un diseño de vestuario me gusta estudiar el texto, ir a todos los ensayos posibles, tomar apuntes sobre lo que busca comunicar la directora, lo que perciben las actrices y lo que yo misma observo en las acciones que proponen con sus cuerpos, para las que no siempre se encuentran palabras que las defina pero que están ahí muy presentes. Sin embargo, en esta ocasión en la que vuelvo a trabajar con Raíz Teatrono fue así, me encontraba lejos y sin posibilidades de estar viajando, no conocía a varias de las actrices y no podía ver sus propuestas en vivo.

Entonces comencé leyendo el texto, anotando ideas y comunicándome con Cristina Barboza, la directora, para intercambiar nuestras perspectivas respecto a las escenas y sus personajes: Paula, Jime, Carla y Silvia; que me contara todo sobre los ensayos y las impresiones de las actrices. Una cuestión que fue muy clara desde el inicio en el diseño fue que habría una pieza externa que las unificaría y otras internas que hablarían de las particularidades de cada una.

El asunto fue la variedad que desencadenaron esas famosas “piezas internas” porque cada vez que leía el texto descubría un universo diferente en ellas, en muchas ocasiones opuesto totalmente al de la lectura anterior. Ya para ese punto, como dice Gadamer, la obra interactuaba conmigo como si se tratara de un organismo vivo. Yo creía ser empática y entender lo que se sentía estar en los zapatos de Paula, por dar un ejemplo, y luego me disculpaba con ella por juzgarla y por mis prejuicios. En definitiva, ya desde el texto la obra responde por sí misma, estos personajes me fueron mostrando cada una de sus facetas.

Después entré en una etapa en la que pude haber diseñado un closet completo para ellas, pero tenía la dificultad de tener que escoger máximo dos piezas que integraran todo lo que estaba pasando por nuestros cuerpos referente al vestuario. Porque al menos para mí el trabajo con el diseño de vestuario es tan psicofísico como el de un actor o una actriz, necesito descomponer el punto de partida ─ que en este caso fue el texto y los audios de WhatsApp ─ hasta que logre tener sensaciones e imágenes claras. Que además considero que no siempre acertamos, también requerimos de los ensayos ─ o que la directora nos facilite vídeos y fotos como en este caso lo hizo Cristina─ para confirmar el uso de las prendas o descartarlas. Y por supuesto, a partir de esa decisión lanzar preguntas que nos ayuden a definir que podría estar en su lugar.

Al final visualmente estos personajes no eran una sola cosa y había una voz muy fuerte que nos decía que no importaba lo que fueran, porque al preguntarse qué significaba ser ellas mismas había muchas interrupciones entre lo que parecía que querían que los demás vieran o pensaran de su apariencia, lo que otras personas escojen por ellas, estando de acuerdo o no, lo que las hace sentir cómodas y lo que no sabían cómo llegaba a ocurrir. El vestuario para esta puesta en escena no puede hacer más que ocupar el espacio de las contradicciones, ser un complemento para verlas a ellas riéndose de sí mismas, tomando la palabra y compartiendo con el público.

Es por esto que yo misma estoy muy motivada por ver el estreno de esta obra y como todos los elementos se conjugan o en quépodemos seguir profundizando.

Hanna Gómez Quesada

Egresada de la Escuela de Artes Dramáticas, mamá y estudiante de Historia del Arte.

Referencias:

Gadamer, H.-G. (1996). Estética y Hermenéutica (1964) [trad. de José Francisco Zúñiga García]. Daimon Revista Internacional de Filosofia, (12), 5–12. Recuperado a partir de https://revistas.um.es/daimon/article/view/8311

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