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Por Mari Murakami González
Cuando Estefan Esquivel me comentó la posibilidad de crear en conjunto como Café a Medias un montaje con Raíz Teatro de A Calzón Quita´o 3, lo primero que pensé fue en la posibilidad de participar de nuevo como productora de un espectáculo de teatro independiente, sin embargo, momentos después me comentó que LaPey y él estaban pensando en mí como “actriz” además de productora, y yo, honestamente, no puedo estar más que agradecida de formar parte de este proyecto.
Si bien es cierto, desde hace años la producción se ha convertido en mi actividad principal como artista y he tenido la dicha de desempeñarme, aprender, crear, creer y crecer junto a diversos grupos de trabajo, espacios e instituciones; estar al otro lado de las tablas en donde el tacho ilumina de frente, es algo que extraño con bastante fuerza, cada tanto.
Es así como ACQ3 ha sido el espacio perfecto para volver a las tablas desde ambos lugares, con un trabajo honesto construido desde las colectividades, con un alto nivel de complicidades, empatía y una voz política colectiva construida desde el trabajo en equipo en todas las áreas del espectáculo.
Al fin y al cabo, hacer teatro independiente en Costa Rica es mucho de eso: la capacidad de hacer de todo un poco, poner cada quien de lo que hay en la casa o lo que se compra individualmente a cuenta gotas. Es atreverse a intentar llenar una sala en el incierto de los ingresos reales a partir de la taquilla.
Con la creación del montaje nos permitimos en el marco del Bicentenario, hablar de lo que muchas veces no se habla, desde nuestras propias incomodidades, críticas, políticas y éticas pero “con todo respeto”.
Así mismo, ACQ3 nos abre la posibilidad de unir fuerzas entre dos agrupaciones de teatro (Café a Medias y Raíz Teatro) en momentos en el que el hecho alcanza un alto valor simbólico, ya que nos encontramos en plena reactivación económica paulatina del sector artístico/cultural costarricense.
En cuanto a temas exclusivos de la construcción como actriz del personaje, darle vida a la niña Lesli ha sido en buena parte reencontrarme con aquella que carga la bandera de la esperanza, con esa persona para la cual “todas las personas son buenas hasta que se demuestre lo contrario”. Un jugar y crear desde las coincidencias para abrazar las diferencias con un personaje que a veces podría resultar “demasiado”.
A las puertas de una campaña electoral peculiar, en un momento en el que la situación económica parece justificar la aplicación de políticas neoliberales que debilitan el estado social de derecho, en medio de una crisis sanitaria/ educativa, entre otras, agradezco el poder hablar en torno a la Costa Rica que creemos conocer, la que reproducimos y la que quisiéramos construir en el marco de la celebración del bicentenario, una fecha “muy importante”. Sin embargo cabe preguntarse: ¿Será solo por ser número cerrado?