Rutas de Alto Riesgo
Dramaturgia: Ignasi García B.
Dirección: Ana Ulate
Fecha: 2 de octubre del 2022, 18hrs
Lugar: Gráfica Génesis
Agrupación: Teatro ABC-O
Hora de inicio: 18 hrs
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¿Cómo hablar de la guerra al público que no tiene memorias de una?
Esta experiencia comienza cuando LaPey me recomienda ir a ver “Rutas de Alto Riesgo” como parte de nuestro proceso que llevamos en RaízLaboratorio 3, iniciativa de Raíz Teatro en la que hemos estado trabajando desde agosto de este año reescribiendo un monólogo que escribí a inicios de año y tuve el chance de presentar en abril en Puntarenas. Durante el proceso de RaízLaboratorio 3 se ha transformado mucho, y uno de los temas centrales que estamos tratando es la guerra. Así que, como parte de investigación sobre los acercamientos posibles hacia un tema tan complejo en el escenario costarricense, la directora de mi proceso de laboratorio, Katherine Peytrequín Gómez, me propone ir a ver este montaje y escribir una crítica sobre mis impresiones en el blog de Raíz Teatro.
Respiro profundamente, y doy el primer paso entrando en la sala de Gráfica Génesis: aquí comienza la experiencia, y las puertas se cierran detrás mío. Tengo la impresión de que estoy en un mundo donde la vida permanece en el estado de una coma profunda. Es una vida donde el tiempo no se mide con el reloj sino con los minutos entre los bombardeos. La guerra. ¿Qué es?
Para mi, rusa por derecho de nacimiento y ucraniana por la familia paterna, asistir a esta función ha sido una experiencia emocionalmente pesada.
Destaco que desde la dirección se logró una experiencia verdaderamente inmersiva. Se tomó la decisión de integrar el público en la cotidianidad de una guerra: un espacio lleno de ruinas, proyecciones simulando bombardeos en tiempo real dentro de una ventana, interracciones que nos hacen sentir como partícipes del tour, y una atmósfera sonora que nos sumerge en esos espacios terroríficos donde pocas veces se camina.
Aplaudo a la decisión del equipo creador de trabajar un texto tan polémico. El dramaturgo busca dar un tratamiento diferente al tema de la guerra, y elige la comedia de humor ácido; sin embargo, esta viene a ser una forma de generar una complicidad con el público y de suavizar el terreno para tratar aspectos dificiles para una persona que nunca ha estado en circunstancias de semejante grado de violencia.
Conforme avanza la acción dramática, el grado hacia lo trágico sube cada vez más. En varios momentos la pieza juega con el contraste entre el enfrentamiento con la guerra y/o con la condición de les espectadores como personas que observan la guerra con curiosidad turística.
Tengo que confesar que en varios momentos entré en conflicto con la forma en que se abarcan fenómenos desgarradores; tratados desde el humor ácido, varias veces me llevaron a distanciarme del mundo de la obra. En esos momentos, me di a la tarea de observar la reacción del público y de los cuerpos frente a imágenes chocantes. Descubrí variadas respuestas ante la incomodidad que se plantea con esta propuesta escénica; de ellos, destaco la risa como uno de los mecanismos de defensa que más noté en aquella función. Esta risa incómoda de la persona que se topa con su propia vulnerabilidad descubriéndose como un ser frágil en su última instancia.
Berta nos habla sobre los detalles de su oficio de guía en zonas de conflicto bélico. De repente, entra un ruido que no se confunde con ningún otro, y unas oleadas sonoras atraviesan el aire. De golpe, se apaga la luz. Me sobresalta, me aterroriza; me encojo y se me corta la respiración. Sin quererlo, unas lágrimas salen de mis ojos y entro en un ataque de ansiedad. Pienso: no es real, no es real… cuando de repente oigo unas risas que vienen de distintos rincones de la sala.
Me quedo pensativa: el abordaje desde la excursión turística me parece interesante y muy conveniente para este público, eso sí, semejante texto puesto en escena en alguna sala rusa o ucraniana hubiera causado – lo más probable – una ida masiva del público en medio de la obra como mínimo; o a lo mejor, una invasión de las fuerzas armadas para anunciar que para hoy la obra termina, y el colectivo se somete a un interrogatorio. De nuevo, a pesar de mis propios conflictos con el texto, reconozco que plantea una visión revolucionaria y una forma poco habitual y llamativa de tratar el tema. Reconozco también, que la gran mayoría del público que asistió a aquella función jamás se ha topado con la guerra y no entiende los horrores que presenta la obra – lo veo en sus ojos cuando Berta les habla de las fosas comunes.
¿Cómo dar a entender qué es la guerra a quienes nunca se les erizó la piel al escuchar un tiroteo a metros de distancia?
Si bien es cierto, el reto de hablar de tales temas en la sociedad costarricense es enorme, aplaudo al reto que tomó la dirección y todo el equipo creativo. La iluminación, la composición escénica y la evolución del movimiento de la actriz de acorde a su arco dramático han sido elaborados con mucho detalle. En ciertos momentos podíamos descubrir aspectos nuevos que no eran visibles antes gracias al trabajo minucioso en este ámbito y escenografía elaborada con tanto esmero y dedicación. La actuación sincera nos conduce a una serie de micro descubrimientos y nos invita al viaje lleno de descubrimientos en esta realidad alternativa creada en Gráfica Génesis.
Después de la función me tomé el tiempo para observar y travesear el espacio: unos juguetes ensuciados, destrozados en distintos rincones del escenario; zapatos olvidados debajo de los sillones – evidentemente, sus dueños no tuvieron oportunidad de volver por ellos. En el rincón del fondo, te topas con un casco de guerra a la par de un francotirador… una montaña de calzado de distintos tamaños, colores, variedades.
Me pregunto, ¿cómo abordar entonces un fenómeno tan complejo y fuerte cuidando la integridad de las personas espectadoras, para que puedan asomarse a la realidad de una situación bélica?
Mis inquietudes no me dejan tranquila, y tomo la decisión de asistir a la quinta sesión de Diálogos con Espectadores en el Centro Cultural de España que se da el martes 18 de octubre de 2022; es ahí donde puedo buscar algunas respuestas.
Empieza la sesión, y al público se le plantean varias preguntas. La directora Ana Ulate explica que su abordaje del tema se centra en tratar la guerra desde lo conocido y cercano a cualquier ser humano: la violencia, y en lo que se puede llegar a convertir el ser humano bajo su veneno.
Nueve meses de una guerra absurda, nueve meses de violencia en la plenitud de sus extremos, – y de niños tumbados por una bomba que aterriza sin avisar -. Quizá, en aquel momento estaban jugando anda.
Todos los días me encuentro con personas en Costa Rica se quejan sobre sus vidas. Pero veo centenas de emigrantes ucranianos y rusos escapando a decenas de países, – a cualquier lado solo para estar bajo un cielo limpio, azul, como lo era en otros tiempos -. Y muchas de estas personas encuentran la felicidad aquí – no por tener la visión de una persona turista, no por estar cegades y no poder ver “todo lo que pasa en Costa Rica” -, sino por tener la oportunidad de respirar sin llenar sus pulmones de humo y trabajar sin recibir amenazas de ser encarcelades si no están de acuerdo con esta guerra.
Costa Rica es una burbuja dentro del mundo que resuelve sus luchas con violencia de mediadora. Siempre me ha parecido un hermoso sueño un país que no tiene ejército, sin embargo, como bien lo ha señalado Ana Ulate, no estamos exentes de una guerra a pesar de ello. Tan solo el hecho de hacer un daño intencional a la otra persona, – ahí es donde vive y respira la guerra -.
El hecho de no hablar de la guerra no elimina la violencia existente en la sociedad costarricense que vive sin guardar la memoria de la guerra de 1948. Y cuando esta memoria no se guarda, no se genera un acercamiento a lo que realmente puede conducir la violencia. Es ahí cuando la sociedad corre el riesgo de volver a caer en el abismo de destrucción.
Sinceramente opino que las personas artistas debemos encontrar más formas para tratar la guerra en nuestros escenarios, salas de cine, museos, galerías, literatura… Somos capaces de generar experiencias estéticas y plantear conciencia en la población costarricense. Somos quienes podemos acercar multitudes a las luchas que viven millones de personas en este preciso momento, todos aquellos seres humanos que sueltan su último grito bajo una lluvia de bombardeos. Exponer las memorias de enfrentamientos bélicos, – cartas, videos, archivos fotográficos, el uniforme bélico -, son maneras de RESIGNIFICAR el pasado y aprender a valorar La Paz que vivimos. Es ahí donde podemos cumplir con la misión de fortalecer el discurso pacifista que buscamos a través de tantas formas.
Al fin y al cabo, a la guerra se llega por capas de violencia, y nuestra sociedad está permeada por una variedad de sus micro estallidos. Es por eso que hablando sobre el terror de la guerra a la población costarricense podemos salvar a Costa Rica de este jinete de caballo rojo.
Alisa Shereshkova,
Estudiante, Actriz, Cantante y Facilitadora de talleres teatrales
IG: labruja_artista
FB: Alisa Shereshkova