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Noelia Cruz*
*Licenciada Suma Cum Laude y Bachiller en Arte y Comunicación Visual por la Universidad Nacional, Bachiller en Artes Dramáticas por la Universidad de Costa Rica. Fundadora y Directora de la agrupación La Cuadrilla Escénica.
El concepto virtual proviene del latin virtus, que significa fuerza, virtud. La cualidad de producir un efecto. Si el arte trabaja con intensidades sensoriales y conceptuales, entonces los efectos que produce la virtualidad son significantes.
Arturo Padilla
PARTE II
Por supuesto que la aceleración de la expansión de las posibilidades tecnológicas de comunicación en las autopistas de la información de las redes virtuales y el internet es algo que tenemos que abordar poco a poco en la creación de metodologías de creación artística y escénica, pero debemos pensar que esto nos coloca en un punto de no retorno que nos invita a observar el desplazamiento del valor de nuestras estéticas consolidadas.
Es por eso que nos resulta incómodo y honestamente difícil por ejemplo ver teatro grabado, es decir, una obra en cuya creación y producción nunca se contempló que el fin era ser “observada” a través de una pantalla; además cuyo universo simbólico nunca se pensó desde el desplazamiento voraz hacia un no lugar que ha implicado el advenimiento de una pandemia y la necesidad de transformar nuestra realidad en hiperrealidad.
Es importante replantearnos nuestro marco referencial para poder darnos el tiempo de pensar y de crear. Pero el cambio de paradigma, la creación de pensamiento y sus puestas en práctica y en escena no suceden de una semana a otra, nuestra tarea y responsabilidad de profundizar en la investigación artística implica tiempos de incubación, tiempo para pensar, generar, errar, intentar, sistematizar, planear, producir.
“Estamos ante una nueva gramática que reelabora otra racionalización y sensibilidad artística; una gramática digital que cambia lentamente el paradigma sobre lo real, “desaparece” lo real físico poniendo en su lugar lo real virtual, conllevando a la sistemática desacralización de la realidad concreta como única fuente de conocimiento”. (Fajardo, 2010)
Mi invitación no va dirigida precisamente a producir teoría, sino a generar una manera en que podamos seguir haciendo teatro viable, digno, necesario, y contextualizado, es decir, que dialogue con nuestras realidades y que atraviese nuestras subjetividades; no olvidemos que el arte también es producción de pensamiento en su praxis, también hacemos filosofía al tomar decisiones artísticas, como dicen por ahí la estética es una ética.
“Los artistas de la virtualidad se encuentran atrapados entre el dilema entre el espacio y el ciberespacio, el lugar y el no lugar, la materia y la inmaterialidad”. (Padilla, 2014: 57) La experiencia acumulada en las artes visuales son excelentes referentes en la diversidad de los caminos recorridos y construidos en su constante transformación que se disparó desde el cambio del siglo XIX al XX, hacia un proceso de desfisicalización del objeto artístico.
La flexibilización y pluralización de las búsquedas artísticas en las artes visuales y la difusión de sus fronteras con otras manifestaciones artísticas nos arrojan luces para continuar nuestras búsquedas teatrales que si bien no son ni nuevas ni novedosas, son carentes y muchas veces ausentes en el teatro costarricense. Sin embargo reitero, no es la búsqueda de nuevos medios y/o la multiplicidad de collages estéticos per se a lo que me refiero, sino a maneras de cómo hacer un teatro que se transforma hacia un convivio a través de la pantalla.
“Las nociones de heterogeneidad, discontinuidad, de fragmentación, simultaneidad, diferenciación, simulación, de pastiche, bricollage y de lo aleatorio, se irán acentuando cada día más entre las producciones estéticas, ante lo cual debemos poseer una actitud despierta para observar tanto sus debilidades como sus grandezas. (…) Se impone de manera total una propuesta de efecto resemantizador de los universos estéticos. Recontextualizar, redefinir, reutilizar y deconstruir sus estructuras es el reto a que nos enfrentamos.” (Fajardo, 2010)
No solo nos toca el reto de pensar en la reorganización de la mirada y la experiencia, sino desfisicalizarla y virtualizarla, pensar en crear teatro para otras realidades. Dirigirnos hacia una estética escénica de la hiperrealidad nos lleve a desacelerar la saturación, a poetizar la entrega, a crear intensidades visuales que enlacen la psique de los cuerpos, a erotizar los sentidos sobreestimulados, a “transdisciplinarse”, a cuestionar los medios, a conocerlos, a pensar fuera de la butaca, a demoler la cuarta pared, y no, no solo se trata de “volver a ver al público”, se trata de superar a Diderot y transformarlo.
Estamos ante la posibilidad de generar un discurso procesual de la zona de experiencia poetizada, de pensar en el quehacer escénico como un modo de atravesar la subjetividad, que abre las potencialidades estéticas, que nos invita a cuestionarnos sobre los fundamentos de nuestras metodologías creativas, y a problematizar el hecho de que como medio artístico nos debemos el ponernos al día en términos metodológicos y por supuesto filosóficos.
Yo no sé si esto que he dicho es posible, pero es un camino a probar, no sé si es posible crear un nuevo concepto alrededor de la presencia y el convivio, sin embargo este es el espacio en el que caben todas las posibilidades por inventarse, pero antes, no olvidemos, pensemos en inventar. Parar y pensar.
Recordemos que el público es gente, que es sensible, inteligente, que come, que se aburre, que es adicta al zapping. Que la intimidad es un privilegio y que el gusto por el teatro está tan carcomido, que es probable que nos sigan viendo las mismas personas que consumen cultura en la “meseta central” y que todo esto implica pensarnos en una conexión-convivio que no podemos constatar. Más allá de romper la cuarta pared, es necesario atravesar el espejo negro.
Fuentes:
Aguilar García, T. (2010). Virilio, Tipler y Baudrillard: Ciberespacio y cuerpo virtual. Revista Observaciones Filosóficas [Número 10, se encuentra en https://www.observacionesfilosoficas.net/virilio.htm] [Consultado en Mayo 2020]
Dubatti, J. (2012). Introducción a los estudios teatrales. Propuedéutica. Buenos Aires, Argentina: Athuel.
Fajardo, C. (2010). Hacia una estética de la Cibercultura. Revista Observaciones Filosóficas [Número 11, se encuentra en https://www.observacionesfilosoficas.net/esteticacibercultura.htm] [Consultado en Mayo 2020]
Padilla Córdova, A. J. La virtualidad como elemento disolutivo del objeto artístico en el arte contemporáneo. Una alternativa en proceso. Obra digital: revista de comunicación [Número 6, 2014, se encuentra en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4945229] [Consultado en Mayo 2020]